lunes, 5 de marzo de 2018


   Democracias y Estado Plurinacional de Bolivia

Carlos Eduardo Brañez C. 

 Behemot, serpiente voladora evocando otro tiempo bíblico. ISAIAS:30:6


A inicios de diciembre, la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP) junto al Instituto de  la Democracia Intercultural (IDI) del Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático (SIFDE), brazo operativo del Estado Plurinacional de Bolivia a través del Órgano Electoral Plurinacional, organizaron un Foro sobre las Democracias en Bolivia a través de la voz de autores de textos relacionados, quienes publicaron junto al SIFDE y expusieron sus actuales comentarios ante unas cincuenta personas durante dos días.

En este articulo, intentaré exponer los comentarios y cuestiones vertidas respecto al devenir del poder a partir de la exposición del texto “Democracias. Behemot y Contrapoder” de Marcos García Tornel, perteneciente a un equipo de producción académica de la Universidad Católica Boliviana.

Dicho texto fue publicado el año 2012 entre el Centro de Estudios Constitucionales de laUniversidad Católica Boliviana y el SIFDE.

García T. confirmó que no es posible ya continuar pensando la posibilidad de una única fuente de conocimiento del poder y por lo tanto una sola forma de participar políticamente. Los hechos históricos y la diversidad de comportamientos respecto al poder a inicios del siglo XXI, en Bolivia, así lo enseñan.

La ilusión representativa como aparato que bifurca el poder del pueblo, está vinculada con las propias formas de comprender el mundo y la realidad, esto es con las posibilidades de conciencia y de pensar la conciencia, pues nosotros asimismo representamos la realidad bajo un aparato de verdad y legitimidad céntrica y excluyente, entonces la razón representa todo lo posible de la o las realidades, reduciendo los procesos y fenómenos integrales a objetos que representan aquellas realidades. El tema es comprender y hacer conciencia que el aparato representativo proviene de una construcción civilizatoria, es decir es un arma de guerra antigua, fuerte y vigente aun en Bolivia en pleno proceso de transición estatal: los griegos construyen esta metáfora, recogiendo experiencias y nociones más antiguas; aunque lo representen justamente como poder del pueblo, se trataría de un dispositivo único y originalmente griego: demos + kratos.

¿Cómo ocurre esta contradicción? Lo advertimos cotidianamente, cuando este aparato siendo un aparato de poder en sí, fragmenta la energía del pueblo aunque su discurso hable que el poder es del pueblo. Este conocido artificio es el discurso que se recicla en las ilusiones democráticas más progresista y/o revolucionarias, pero en el fuero representativo, donde las propias ilusiones respecto al cuerpo más íntimo y diverso son objetos totalizantes de su deseo y espíritu unívocos.

A pesar de este hecho, concluye García Tornel, “… la democracia no es un acontecimiento homogéneo, es un fenómeno plural porque sucede en diferentes niveles civilizatorios de prácticas singulares, temporalidades en movimiento, espacios y cuerpos creados y convocados.”. 

Entonces, una manera de recuperar las realidades cambiantes y posibles del poder es observarlo como materialidad manifiesta en sus propios flujos, en su pluralidad y conflictividad (en su crisis). Esto puede implicar recuperar la noción constituyente de poder y pueblo a la vez, pues el pueblo siendo diverso, plural y en lucha, propone sus propias complejidades, sus localidades históricas, sus individualidades subjetivas y sus disposiciones o dispositivos que es donde se manifiestan y se encarnan los lenguajes de poder. Es en este contexto y a partir de esas realidades que propone el texto expuesto, comprender la diversidad de democracias; supone decodificar tales lenguajes y así invita a descifrar ¿cuándo y por qué se fue formalizando la representatividad como exclusividad individual en la conciencia originaria de sí misma, como Estado en sus instituciones y clases?

En este devenir de la democracia en tanto aparato de poder, García Tornel, deja ver la vigencia constitucionalista liberal (sea más o menos progresista) donde la separación de poderes resulta en una justificación burocrática por excelencia, pues tal separación que asimismo es una representación construida una ficción colectiva-, implica un dispositivo efectivo para perdurar a través de pesos y contrapesos entre el objeto (poder-es) y el sujeto (cuerpo  pueblo): esta dicotomía que es la dicotomía de la representación en la conciencia del todo, entonces, se regula, se procesa, se proyecta en el tiempo, se espera y construye a sí misma, por lo cual se hace lenta y permite el juego democrático (se hace necesaria respecto a la posibilidad de violencia  –“…  por medio del abuso directo del poder ”- dice García T.). El tiempo juega aquí un asunto decisivo, de coartada, que aparentemente nos sugiere Behemot respecto al juego representativo.

Vista entonces la democracia en términos de gramática, en su paso y construcción, el proceso constituyente, por ejemplo, ocupa la agenda histórica de muchas deudas acumuladas en el seno de tal aparato de poder. ¿Cómo rasga la representatividad, cómo recicla o aglutina y cómo encubre? sería el juego de lo mismo que es su poder en el tiempo colonial, republicano y también plurinacional en Bolivia. Esta agenda de cuestiones advertimos para compartir nuestra tarea de fortalecimiento democrático intercultural.

De allí, la Constitución Política del Estado adquiere el status de gran contrato, sus adelantos, sus retrocesos, su paradoja a la hora del cumplimiento y en especial su apertura a la diversidad del mandato colectivo, muy vigente e intacto en el tiempo de la transición estatal. La deliberación, por lo tanto resulta en una gran ganancia, la rendija (apenas el inicio de otro tiempo) por donde el disenso afronta a la representatividad imperante, obliga y compromete a continuar en su juego y en su tiempo desde otras fuentes y formatos de participación política, desde la posibilidad de otras formas de participación democrática que complementen y a la vez destronen dicha forma política de representación en general. 


* Artículo publicado en la revista “Democracia Intercultural”  del Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático. SIFDE. Año III Nº 13. Diciembre de 2014.

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